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フィードバックを提供するLa Bodega Las Mercedes es un local pequeñito y acogedor, cercano al Paseo de Zorrilla (la calle principal de Valladolid) y Puente Colgante frente a la Plaza de Toros, donde los clientes habituales son eso, habituales por todo lo bueno que ofrece el local tanto a nivel de consumo como de ambiente. Se puede pinchar de todo un poco dependiendo el día: Huevos rellenos, gambas a la gabardina, empanadillas, morro con tomate, champiñones con magro, navajas, calamares, rabas, pie de cerdo, patatas a la importancia, albóndigas rellenas de bonito, huevos con bechamel, niscalos CDC, sangrecilla, manillas, callos, chorizo y lomo de olla, langostinos a la plancha y al ajillo, anchoas en vinagre, sardinas crudas en aceite, matrimimonio (anchoa, boquerón en vinagre y pimiento rojo preparado en una tosta), ventresca, ensalada de tomate, y lo que nunca faltan son la gran tortilla de patata de Modes, las croquetas variadas, la tosta de queso, las cortezas de cerdo y los torreznos, que acompañados de las magnificas cañas que pone Antonio (su dueño) hace que la gente que entra una vez vuelva a repetir. El ambiente es muy familiar, casi todo el mundo se conoce y es bastante probable que siendo una persona abierta logre crear nexos de unión y de amistad con otros clientes. Además si es buena hora puede que escuche algún chiste de Antonio y se pida una caña más pues aquí el tiempo parece que no pasa. Se lo dice uno que es habitual . Todo con un precio asequible a cualquier bolsillo y con las cañas de cerveza mejor tiradas de todo Valladolid. Si se acerca, vaya sin prisa y disfrute, seguro que allí nos encontraremos.
Un lugar para sentirse como en casa. Nunca había visitado Valladolid y fué uno de los primeros sitios que visité soy de Málaga y me lo recomendaron amigos de esta magnífica ciudad). Es un bar pequeñito pero muy familiar y el tapeo es exquisito. Por supuesto Antonio, el dueño tiene mucho arte tirando las cañas y su señora cocina extraordinariamente. Es un sitio el cual no he dejado de ir desde que vine por primera vez a esta ciudad y siempre que tengo ocasión de subir a Valladolid, es visita obligada por mi parte. Un sitio curioso, familiar y en el cual tanto Antonio como su señora me han recibido siempre con mucho cariño y bueno, la tortilla, empanadillas, torreznos etc son de lo mejor que he probado. Visita obligada para gente que le guste disfrutar de la comida casera y familiar.
Local muy poco recomendable. No respetan a las personas y eso es lo más importante, respetar, da igual la ideología, pero respetar. Siempre están con sus mismos cuentos y historias. Se convierten en cansinos. Ya es mucha la gente que hemos dejado de ir y cada vez más. Al final se quedarán más solos que la una. Cierto es que esto lo heredan del padre, menudo un ejemplar también. Espabilaros que a tiempo estáis.
No es para tanto,la higiene brilla por su ausencia y la falta de amabilidad y el gesto siempre desagradable de Antonio,su dueño,no tiene calificativo.
Un bar español de pura cepa.de la comida no hablemos de las mejores que e probado y yo como mucho.VIVA. VIVA VIVA ESPAÑA ES ASI.