Real Sobrado

Lo mejor imposible. Sabrosos platos, cocina gallega tradicional al estilo de la abuela. Me encantó el tazón de los Carlos con garbanzos. La relación calidad-precio es inmejorable. Inicialmente íbamos a comer, pero nos gustó tanto que reservamos para cenar. Tienen una terraza con vistas al monasterio.

Bar con aires de restaurante, con un amplio salón ordenado y limpio donde comer/cenar. La comida que degusté, la calificaría de casera, sabrosa y con la cantidad justa para satisfacer a una persona que guste comer algo más por encima de sus necesidades alimenticias. Sobre el vino casero servido, en mi modesto gusto sobre caldos del país, decir que le faltaba chispa… Un trato amable y muy correcto. Me sorprendió de forma agradable el precio pagado por la comida; primer y segundo plato; bebida, postre y café.

Tengo mucho. Es un restaurante sin pretensiones. buena comida y en cantidad. Comimos un menú del día: saladilla (con mayonesa separada, que es apreciada), cordero asado (incredible) y queso con membrillo postre; guiso de calamar, zorza (de la verdad, picadillo) con patatas fritas y flan de café.

Incluso con mucha afluencia de gente, nos atendieron de manera muy rápida. La comida es realmente casera y se nota que se cocina en la cocina de una familia del pueblo. El precio es más que justo. Las vistas y el ambiente son muy tranquilos.

La recepcionista nos lo recomendó y fue un éxito. Como buenos gallegos, nos perdimos la comida casera en la carretera, y aquí todo estaba espectacular. La comida era súper abundante, para quedar saciado y más, y la camarera fue muy atenta. ¡El flan de café estaba increíble!